"If you can meet with Triumph and Disaster,

and treat those two impostors just the same"

Rudyard Kipling.-

domingo, 27 de julio de 2008

Treinta veces campeón, Rafa

Quién diría hace tan sólo cinco años que Rafa Nadal iba a ganar en tan poco tiempo doce Masters Series, treinta títulos ATP y que con solo veintidós años iba a acariciar con los dedos el primer puesto del tenis mundial.

Pero el tiempo ha pasado y este gigante balear no quiere dejar de asombrarnos y esta tarde ha dado un paso casi de gigante para que la semana que viene se pueda proclamar número 1 del mundo (le basta con que Federer no se proclame campeón, o en su defecto, con que él alcance las semifinales).

Con un tenis menos vistoso que al que nos tiene acostumbrados, pero eminentemente práctico (como ya hizo ayer sábado en la semifinal ante el escocés Murray) se ha hecho con la final de esta tarde en Toronto ante el veterano Nicolas Kiefer por un claro 6-3 y 6-2 en una hora y media de juego, moviendo al alemán de un lado a otro de la pista y sobre todo, sabiendo aprovechar los momentos clave del partido como haría el mejor Federer y abusando casi de una eficacia demoledora en las bolas de break de las que ha dispuesto durante la final.



Treinta títulos que han caído en un abrir y cerrar de ojos… porque parecía ayer cuando levantaba su primer Masters Series de Monte-Carlo, cuando disputaba en Roma aquella final épica ante el Mago Coria o cuando alzaba su primer Roland Garros ante Mariano Puerta.

Una fortuna poder haber disfrutado estas temporadas de estas treinta finales, de estos treinta títulos y sobre todo de su excelente tenis. Ojalá podamos seguir disfrutando durante mucho tiempo de este jugadorazo y de más finales en su gloriosa carrera que tanto nos hace vibrar. Larga vida al rey Nadal.

martes, 22 de julio de 2008

Un último paso para Fernando

Tuvo que ser en Umag donde finalmente llegó esta victoria tan necesaria de Fernando Verdasco. Cuatro años después de aquel primer título en Valencia´04, por fin el madrileño pudo plasmar el enorme talento que atesora con un segundo título ATP. Y me alegro especialmente porque es un jugador que me encanta: muy técnico, ofensivo, batallador, enormemente regular en todas las superficies y con uno de los mejores drives de todo el circuito.



Llevo ya tiempo diciendo que Fernando Verdasco es claramente un jugador Top 10 y con su victoria (3-6, 6-4 y 7-6(4) en casi tres horas de juego) sobre Andreev el pasado domingo está ya a las puertas de situarse entre los diez mejores jugadores del mundo. Y es que ya sólo le queda un último paso, pues con su título en Umag se ha situado el nº11 de la ATP, a menos de 200 puntos de Stanislas Wawrinka (nº10), y a menos de 300 puntos de Andy Murray (nº9). Si Verdasco sigue progresando pronto le tendremos entre los diez primeros y quizá más arriba porque lo que es tenis tiene muchísimo.



De hecho, el madrileño tiene el calendario de cara pues no defiende demasiados puntos en esta segunda mitad de la temporada: 3ª ronda en el MS de Canadá, 2ª en el MS de Cincinnati, 3ª en el US Open, 2ª en el MS de Madrid y 1ª en el MS de Paris, junto con la final que defiende en St. Petersburgo.

Ayer debutó en Toronto y pude verle en su encuentro ante el brasileño Bellucci. Tras un primer set horrible que perdía por 6-1, el madrileño pudo enderezar el rumbo que tomaba su encuentro y resolverlo con un buen tenis en algunos momentos, remontando en el segundo y tercero con bastante solvencia por 6-3 y 6-2.

Lástima que este puesto nº11 recién estrenado no le haya servido para este torneo de Toronto, donde entra con el nº13, pues en tercera ronda tendría como rival a Novak Djokovic, que le espera ya pues anoche eliminaba en 2ª ronda al local Frank Dancevic por un doble 6-4. Un partido que promete ser entretenido en vistas al último enfrentamiento que mantuvieron ambos jugadores en el MS de Madrid, donde el serbio eliminaba al español por un 6-7, 6-3 y 6-3 en más de dos horas y media de juego. Pero antes, Verdasco tendrá que eliminar en segunda ronda al siempre correoso Robin Soderling.

Respecto al resto de españoles que ya han debutado en Canadá, Moyá perdía ante Haas en menos de una hora por 6-3 y 6-2, y el lunes Tommy Robredo y Feliciano López firmaban su pase a segunda ronda al vencer a Niemeyer y Radek Stepanek.

Para hoy tenemos una jornada espectacular de segunda ronda: el debut de Nadal ante el norteamericano Jesse Levine (nº123 de la ATP), de Ferrer ante Ginepri, así como los encuentros de Robredo ante Cilic, Feliciano ante Tursunov (vaya duelo de cañoneros), y el ya mencionado Soderling v Verdasco.

Por cierto, no sólo Verdasco sumó un título importante esta semana, también Albert Montañés alcanzaba la final de Amersfort y vencía a Steve Darcis por 1-6, 7-5 y 6-3. Es el primer título para el catalán tras nueve años como profesional, y el decimocuarto título ATP para el tenis español en lo que va de año, igualando así el récord de 1998 y liderando la clasificación como potencia del tenis mundial.

2008: 14 (Nadal-6, Almagro-2, Ferrer-2, Granollers, Montañés, Robredo, Verdasco)
2007: 13 (Nadal-6, Ferrer-3, Robredo-2, Almagro, Moya)
2006: 10 (Nadal-5, Robredo-2, Almagro, Ferrer, Moya)
2005: 12 (Nadal-11, Moya)
2004: 8 (Moya-3, Lopez, Nadal, Robredo, Ventura, Verdasco)
2003: 10 (Ferrero-4, Moya-3, D. Sanchez-2, Mantilla)
2002: 10 (Moya-4, Corretja-2, Ferrero-2, Costa, Ferrer)
2001: 12 (Ferrero-4, Clavet, Corretja, Mantilla, Martin, Moya, Portas, Robredo, Vicente)
2000: 9 (Corretja-5, Balcells, Calatrava, Moya, Vicente)
1999: 9 (A. Costa-3, A. Martin-2, Blanco, Ferrero, Mantilla, Vicente)
1998: 14 (Corretja-5, Clavet-2, A. Costa-2, Moya-2, Alonso, Berasategui, Mantilla)

lunes, 14 de julio de 2008

Séptimo título de Robredo

Los JJ.OO. condicionan este año la temporada ATP y son éstas las semanas que más sufren las consecuencias de Beijing´08. Y es que torneos que antes se jugaban durante tres semanas, se juegan ahora en quince días, con la consiguiente acumulación de partidos, campeones y finalistas para hacer hueco a esa apasionante lucha por las medallas que tendremos en agosto entre Federer, Nadal y Djokovic.

Esta semana pasada tuvimos los torneos de Stuttgart, Newport, Bastaad y Gstaad, mientras que la semana que arranca hoy tenemos el abierto de Croacia (Umag), el de Austria (Kitzbuhel, de buenos recuerdos porque estuvimos allí hace sólo unos días vibrando con la selección española de fútbol), el de Holanda (Amersfoort) y un torneo más de la temporada de cemento americana (Indianapolis).

Los resultados de las finales de este fin de semana nos dejan dos nuevos campeones (Hanescu y Del Potro), un reencuentro de Tommy Robredo con el triunfo y una defensa del título del genial veterano Santoro en el último torneo de hierba del año, Newport, ante el wild card de la organización, el indio Prakash Amritraj, al que derrotaba por 6-3 y 7-5.



En Stuttgart, Juan Martín del Potro ganó su primer título ATP al vencer en la final al segundo cabeza de serie, Richard Gasquet por 6-4 y 7-5. Con diecinueve años, este gigante argentino de 1.95 m. pudo por fin concretar su buen juego con un título importante como el de Stuttgart, eliminando en el camino a buenos jugadores en tierra como el italiano Simone Bolelli, el local y cabeza de serie nº4 Philipp Kohlschreiber o el también argentino Eduardo Schwank. Se convierte así en el segundo título ATP del año para el tenis argentino, tras la victoria de Nalbandian en Buenos Aires.



Como ya le pasó a Rafa Nadal en 2005 y 2007, el de Tandil se lleva además este Mercedes-Benz SLK 350, muy propio de esta ciudad alemana sede de la fábrica de estos coches. Inmejorable recuerdo para un primer título ATP.



En Bastaad, Tommy Robredo se volvía a coronar, como en 2006, campeón del Abierto de Suecia, torneo a su vez premiado por sexta vez por todos los jugadores como mejor Torneo ATP International Series. El catalán sumó así su séptimo título ATP ante Tomas Berdych al que ganaba por 6-4 y 6-1, en un partido marcado por las dolencias del checo en su rodilla y por el buen servicio del catalán. Esperemos que este torneo sirva al de Hostalric, así como a Verdasco y Ferrer (semifinalistas) para afrontar con toda la moral posible la segunda parte de la temporada.



De los cuatro torneos que tenemos esta semana, el centro de atención estará en Croacia, donde se presenta el cuadro más atractivo, con jugadores como Verdasco (cabeza de serie nº1), Ljubicic, Karlovic, Andreev o Moyá; y en Indianapolis, donde Blake y Murray parten como favoritos, aunque habrá que ver si puede saltar la sorpresa de la mano de jugadores como John Isner o Frank Dancevic.

martes, 8 de julio de 2008

Que el ritmo no pare

Ahora, cuando ya sólo se empieza a hablar en los medios del asalto de Rafa Nadal al número uno y cuando se empieza a difuminar con otras noticias la victoria del domingo, es cuando más conviene agarrarse al presente para disfrutarlo.

Como es habitual, los medios de comunicación necesitan seguir vendiendo futuro y empezar a hablar ya de los Juegos Olímpicos, del US Open, Cincinnati o Toronto sin dejar casi tiempo para saborear este presente, pero creo que un hecho que sólo han podido conseguir dos gigantes como Rod Laver y Björn Borg en toda la historia del tenis masculino, no puede pasar tan rápidamente al baúl de los recuerdos.

Por eso creo que éste es un buen momento para seguir recordando todo lo que se nos ha acumulado estos días, como la breve entrevista que hizo El Larguero a Nadal el lunes.



O para disfrutar tranquilamente de la entrevista que El País hizo a Rafa Nadal ayer martes y deleitarse con las portadas de casi la totalidad de los periódicos internacionales del pasado lunes.



















Y cómo no, por supuesto, también es el momento de recordar en vídeo aquellos instantes del domingo por la noche.





lunes, 7 de julio de 2008

If you can meet with triumph and disaster...

Existe en el hall de entrada a la pista central de Wimbledon una cita sensacional del poema "If" del Premio Nobel de Literatura, Joseph Rudyard Kipling, que dice: “If you can meet with triumph and disaster, and treat those two impostors just the same”, cuya traducción podría ser: "Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre y tratar a esos dos impostores de la misma manera".

En la final del domingo, tanto Rafa Nadal como Roger Federer se encontraron con el Triunfo y el Desastre en varias fases del partido. Sin ir más lejos, Nadal tuvo delante el Triunfo cuando en el tie-break del tercer set dispuso de 5-2 y dos bolas de saque para cerrar el partido o cuando en el tie-break del cuarto set se encontró con 7-6 y nuevo punto de torneo tras un increíble passing-shot; pero también el Desastre le hizo una visita cuando veía como los dos sets de ventaja con los que contaba en un partido tan brillantemente jugado se esfumaban y se tenía que jugar el campeonato en un quinto set contra el mejor jugador de la historia, invicto en hierba en las últimas cinco temporadas.

Pero ambos jugadores fueron firmes en su juego y mantuvieron la fe en sus golpes, brindándonos una de las mejores finales de la historia, sino la mejor como confiesa el propio McEnroe. Y fue entonces cuando esa cita tan sensacional cobró especial relevancia.



Quería aprovechar esta ocasión que el tenis nos ha brindado para recordar este poema de Kipling, autor de obras como The Jungle Book (El libro de la selva), Kim o el relato The Man Who Would Be King (El hombre que pudo ser Rey).

Rudyard Kipling rechazó honores como el premio nacional de poesía Poet Laureateship en 1895, the Order of Merit o el título de Caballero de la Orden del Imperio Británico. Sin embargo sí que aceptó el Premio Nobel de Literatura de 1907 y fue el ganador del premio Nobel más joven hasta la fecha y primer escritor británico en recibir este galardón.



Como curiosidad diré que hay diferentes ciudades en los Estados Unidos y Canadá que recibieron sus nombres en honor a Rudyard Kipling, siendo las más llamativas dos ciudades situadas junto al lago Michigan, que se llaman Rudyard y Kipling, dado que cuando el ferrocarril estaba siendo construido a lo largo de la orilla norte de dicho lago, el director administrativo (admirador de Kipling) preguntó si las dos ciudades por las que pasaba podían ser llamadas así en su honor.

Quería compartir con vosotros este poema, que copio tanto en inglés como en español.

'If' by Rudyard Kipling

If you can keep your head when all about you
are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
but make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
or being lied about, don't deal in lies,
or being hated, don't give way to hating,
and yet don't look too good, nor talk too wise:

If you can dream - and not make dreams your master,
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
and treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
twisted by knaves to make a trap for fools,
or watch the things you gave your life to, broken,
and stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
and risk it all on one turn of pitch-and-toss,
and lose, and start again at your beginnings
and never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
to serve your turn long after they are gone,
and so hold on when there is nothing in you
except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
or walk with kings - nor lose the common touch,
if neither foes nor loving friends can hurt you,
if all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
with sixty seconds' worth of distance run,
yours is the Earth and everything that's in it,
and - which is more - you'll be a Man, my son!


Rudyard Kipling (1865-1936)



'If' by Rudyard Kipling

Si puedes mantener la cabeza
cuando todos a tu alrededor la pierden y te echan la culpa,
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo comprendes su desconfianza.
Si puedes esperar y no cansarte en la espera,
o siendo objeto de mentiras, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y aún así no te las das de santo ni de sabio:

Si puedes soñar, y no dejar que los sueños te dominen,
Si puedes pensar, y no hacer de los pensamientos tu meta,
Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar a esos dos impostores de la misma manera;
Si puedes soportar el escuchar que las verdades que tú has dicho
son manipuladas por bribones para embaucar con ellas a los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que has dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas:

Si puedes amontonar todas tus ganancias
y jugártelo todo de una vez a cara o cruz
y perder, para volver a empezar de donde partiste
y no decir palabra sobre lo perdido,
Si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en el camino mucho después de que hayan perdido su fuerza
y así aguantar cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: ‘¡Aguantad!’

Si puedes hablar con multitudes y guardar tu virtud,
o caminar entre Reyes sin perder la sencillez,
Si ni enemigos ni admiradores pueden dañarte;
Si aprecias a todos pero a ninguno demasiado;
Si puedes llenar el inexorable minuto
con los sesenta segundos que lo recorren,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, ¡Tú serás un Hombre, hijo mío!


Rudyard Kipling (1865-1936)

God save the KING!

En el lugar perfecto (la Catedral del All England Tennis Club), el día idóneo (un domingo de final de Wimbledon), y ante el mejor rival posible (el mítico Roger Federer), Rafa Nadal fue proclamado hoy nuevo Rey del Tenis Mundial al vencer en la final más larga de la historia del torneo (y seguro que la más bella) al pentacampeón suizo en un partido maratoniano de casi cinco horas de duración (siete si contamos las interrupciones), en una ceremonia que contó con cinco actos de máxima tensión (6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7).







Aunque sea éste el momento de hablar de la gesta que supone la victoria (cuarenta y dos años después de que lo hiciera Santana en 1966), de lo hermosa que puede ser esta leyenda (cinco Grand Slams lleva con éste el balear, situándose ya con sólo veintidos años entre los veinticinco mejores de la historia) o de la épica que implica un título como el de Wimbledon, a mí lo primero que me ha salido de dentro cuando he llegado a mi habitación después de siete horas tan intensas en frente del televisor, ha sido abrir el cajón de mi mesilla y ponerme a rebuscar en una cajita de cartón hasta que he encontrado la siguiente entrada.



Supongo que cuando uno vive un momento importante, tiende a buscar los orígenes de sus sentimientos y eso es lo que me ha pasado a mí. Sí, ya sé que no es ninguna entrada de Wimbledon ni de Roland Garros, y que más bien es una entrada fea, con el logo de El Corte Inglés, y de una poco atractiva primera ronda del Masters Series de Madrid de hace cinco años. Pero la tengo mucho cariño a esta entrada, que en principio no significaría nada, porque gracias a ella pude por vez primera presenciar un partido de tenis en vivo así como conocer a un chaval de diecisiete años llamado Rafa Nadal, iniciándose así esta larga carrera de gran admiración que le tengo, hasta el punto de que esta pasión me ha hecho seguirle por torneos como Roland Garros, Roma o Monte-Carlo y esperemos que por muchos más torneos en el futuro.

Y es que Nadal acudía aquel lunes de octubre a jugar el Masters Series de Madrid gracias a una invitación de la organización, y más concretamente de Manolo Santana.Es curioso, porque aunque aquel chaval de diecisiete años, aquel wild card, perdía ante el siempre genial Álex Corretja (2-6, 6-3 y 4-6), se iba ovacionado por un público del Madrid Arena que le había cogido cariño durante el partido por lo que parecían sus continuas ganas de agradar y de ir a por cada pelota.

No creo que a todos los que estuviésemos aquel día nos llevase mucho tiempo el darnos cuenta de que aquellas carreras de Nadal buscando alcanzar pelotas imposibles no tenían como fin el agradar al público madrileño, sino que escondían una implacable filosofía de no dar una bola por perdida. Y ese estilo tan generoso de juego le ha servido hoy a Nadal para proclamarse campeón de Roland Garros y Wimbledon en una misma temporada, un hecho excepcional conseguido con anterioridad únicamente por dos jugadores míticos como son Rod Laver y Bjorn Borg, quien, por cierto, tenía que haber sido el encargado de entregar el título al nuevo Rey del Tenis Mundial, por su continuo protagonismo en la final de hoy (Federer le hubiera superado en títulos de haber ganado y Nadal igualaba su gesta de ganar Wimbledon y Roland Garros en la misma temporada).





Los detractores de Nadal (si es que aún queda alguno) dirán que aún no es el nuevo Rey del Tenis Mundial porque aún no es el número uno de la ATP. Y yo digo: ¿para qué? Lo importante es esto, no liderar la clasificacion, algo que vendrá rodado después. Lo importante es conmover como hace él, lo importante es ser capaz de tener bailando al mejor jugador de la historia sobre su superficie favorita en toda una final de Wimbledon. Lo importante es paralizar a una afición durante siete horas. Y por supuesto ganar. Ganar aprendiendo, ganar progresando. Porque igual que Nadal tiene un don natural para la tierra, Nadal ha aprendido a jugar en hierba hasta hacerlo como hace ahora. Atrás quedaron sus prematuras derrotas dolorosas ante Müller en 2005 o Srichaphan en 2004, y atrás también quedaron sus dos finales perdidas ante Federer.



Aquí en Wimbledon Nadal conocía la derrota, al contrario que en París. Aquí Nadal sufrió el año pasado una derrota dolorosa ante Federer, y quizá por eso tenía tanta fe y tanta obsesión en llevarse este torneo. Lo deseaba y ha trabajado para ello puliendo cada golpe, siendo capaz de ganar en Queens, incluso rompiendo la maldición que pesa sobre el vencedor de este torneo y sorprendiéndonos en esta edición con nuevos golpes mejorados respecto al año pasado, como ese excelente revés defensivo cortado o ese saque tan sólido con el que únicamente ha cedido un break en toda la final.



Algún día, Nadal liderará la clasificación, pero el cuándo no es lo importante. Lo importante es este Wimbledon, este Roland Garros, este juego. Está claro que ese día llegará. Pero ese día, que puede llegar en el MS de Cincinnati, en el US Open, o curiosamente en el MS de Madrid, todos recordaremos esta final de Wimbledon, porque sabremos que fue aquí en la Centre Court del All England Tennis Club, cuando Rafa Nadal se convirtió en el mejor jugador del momento al derrotar al mejor jugador de la historia en un partido inolvidable. Además, para qué correr en ser el número uno, cuando precisamente has ganado al número uno doce veces de las dieciocho en las que te has medido con él. O cuando míticos campeones te declaran su admiración como Becker : "Si Nadal se impone en Wimbledon, entonces todo el mundo pensará que él es el número uno del mundo", , o Santana: "Si Rafa Nadal gana en Londres y no es número uno es que algo falla en la computadora".





Por cierto, me parece curioso resaltar un dato: la final de hoy ha venido marcada claramente por el número 6 en este 6 de julio: 6 veces había ganado Federer a Nadal, 6 veces más había ganado Nadal a Federer (12), 6 eran las finales de Grand Slam que llevaba disputadas Nadal, a 6 títulos aspiraba Federer si ganaba hoy en Wimbledon superando a Borg, a 66 victorias aspiraba Federer si vencía a Nadal, Rafa supera la cifra de 6000 puntos al vencer en el All England Tennis Club, 66% de primeros ha hecho Federer, 6 han sido los aces de Nadal en la final o en el 66 fue la última vez que un español ganaba la final masculina.

Bueno, ya es tarde, muy tarde. Pero quería dejar esto escrito esta noche, porque hoy es el día que Nadal ganó Wimbledon. ¡Qué dos semanas! Ya podré decir a mis nietos que estuve viendo a España ser campeona de la Eurocopa, y que a la semana siguiente Nadal ganó Wimbledon heredando el legado de Santana.

Quería despedirme precisamente con esta columna excelente que Manolo Santana escribe en la web de El Mundo, porque me ha gustado mucho. Después de leer los intentos de comentarios en el blog de este aficionado que soy yo, viene bien despedirse con los comentarios de nuestro otro gran campeón, el que abrió la senda hace ya cuarenta y dos años.

Siempre nos quedará Rafa

MANOLO SANTANA

Qué quieren que les diga de este chico, que nos dejó un partido para la historia. Ya no soy el único español que ha ganado en Wimbledon, qué gran sucesor. El que me haya seguido desde hace algunos años conoce mi fe en este zurdo, que por cierto, sólo es zurdo para jugar al tenis. Siempre creí en él y así se lo he transmitido desde que era un chavalín; a él y a su familia, que forman un grupo maravilloso. Creo en Rafa casi tanto como él mismo. Porque no hay otro que haya creído tanto en Rafa como el propio Rafa, el mejor ejemplar que se me ocurre para ponerle cara y ojos a la voluntad, al amor propio, al orgullo de creer en lo que hace.



La luz se rindió, pero no Rafa. Para cualquier otro tenista del mundo, y digo cualquier otro, el golpe anímico que representa ver cómo le igualan dos sets y cómo pierde una pelota de partido es durísimo e insuperable. No para este chaval, que tiene una cabeza prodigiosa y un sentido del juego mucho más profundo que los demás. Cuando entra en una pista ante el rival que sea, sabe que no hay más reglas fijas que la de los descansos cada dos juegos. Lo demás, depende de él.

Lo bueno de Rafa está en su interior, en su corazón, en que no tiene un alto concepto de sí mismo, y que por lo tanto nada le va a llegar por su apellido. No sé si se han fijado cómo después de cada dos o tres puntos, preferentemente cuando ha perdido uno, Rafa se seca los brazos con la toalla y escudriña la tribuna. Le llama la atención los gestos de los aficionados. Yo creo que les mira y les dice mentalmente: "Preparaos porque el próximo punto no lo voy a perder"; y no lo suele perder; y si lo pierde, vuelve a mirar y les dice lo mismo. Es por eso por lo que Federer, entre otras pequeñas batallas perdidas dentro del encuentro, casi no pudo con todas las oportunidades de 'break' que tuvo, y fueron bastantes.

Rafa se ha quitado definitivamente ese yunque que pesaba sobre nuestro tenis. Y si quieren que yo les diga a ustedes una cosa, es algo que él tenía metido entre ceja y ceja. Sé que me tiene cariño, y los dos bromeábamos con eso de que el único español que ha ganado en Wimbledon es ya un abuelo. Su cabeza y su corazón le animaron siempre a no mirar con normalidad a la hierba, y no con odio. Si ha llegado hasta donde ha llegado en este torneo ha sido porque siempre comprendió que para ganar sobre la hierba no había que pisarla con miedo, sino con respeto.

Esa es la clave de este acontecimiento que ha supuesto la entrada de Nadal en nuestras vidas. Porque, independientemente de que haya sido, para mí, la mejor noticia deportiva del último lustro, la llegada de Rafa al circuito ha sido extraordinaria para el propio tenis. El tenis tiene deudas con grandes genios de la raqueta, y Rafa es uno de ellos. Y todos nosotros le debemos desde hace tiempo una reverencia por habernos hecho comprender que se gane o se pierda lo importante es la pureza que destile el corazón. El suyo es limpio. Por eso, siempre nos quedará Rafa.

viernes, 4 de julio de 2008

¿El domingo a las tres?

"Recuerda que nos vemos el domingo a las tres." Eso parece que fue lo que le dijo Federer a Nadal antes de salir a la pista el miércoles, porque los dos salieron dando lo mejor de sí mismos evitando cualquier desgaste de cara a la gran final deseada del domingo.

Federer vencía por la vía rápida a Ancic barriendo de un plumazo cualquier fantasma que pudiese aparacérsele al suizo ante el último jugador que fue capaz de vencerle en el All England Tennis Club. Con un contundente 6-1, 7-5 y 6-4, el número uno encara su fin de semana favorito de todo el año: el de semifinales y final en Wimbledon.



Por su parte, Nadal jugó un partido memorable ante Murray: 6-3, 6-2 y 6-4, en menos de dos horas. Con un juego tan ofensivo como prodigioso, el balear calló a la catedral del tenis y desesperó a un escocés que ni siquiera pudo plantar cara como otras veces. Nadal se basó en su saque para poner pie y medio en la final. Sirva de dato que Murray hizo únicamente cinco puntos sobre el saque de Nadal en los dos primeros sets. Ahí queda eso. Y más llamativo es el dato si consideramos que dos de esos cinco puntos fueron sobre las tres bolas de set de las que dispuso Nadal para cerrar la segunda manga.



Para hoy tenemos dos semifinalistas más que inesperados. No estará Djokovic, Roddick, Davydenko, Ferrer o Gasquet, sino que los últimos rivales que tendrán Federer y Nadal serán Safin (¿estará el ruso de vuelta?) y Schuettler. Una lástima que Feliciano no haya podido meterse en semifinales. Tuvo su ocasión el miércoles, pero dejó escapar un partido que tuvo al alcance de su mano: 3-6, 7-5, 7-6 y 6-3 fue el marcador final.

Safin y Federer se han encontrado diez veces en el circuito ATP con balance 2-8 para Federer, aunque de esas dos derrotas seguro que guarda con especial dolor la de semifinales del Open de Australia de 2005, lo que le hará estar más que atento al partido de hoy. En hierba se han medido dos veces, con dos victorias para el número 1 tanto en Wimbledon como en Halle.



Por el otro lado, Nadal y Schuettler se han enfrentado cuatro veces en estos últimos cuatro años, con un balance bastante favorable para Nadal por 3-1. En todos los casos, Nadal venció en dos sets y sobre superficie dura (Chennai´07, Dubai´06 y Miami´05), mientras que el alemán lo hizo en Basilea´04 sobre moqueta.



En cuanto al cuadro femenino, mañana sábado tenemos una final made in Williams. Algo que apasionará a su padre, pero que a mí personalmente no me atrae lo más mínimo. Tenía ilusión en que la china Jie Zheng se metiera en la final, y quién sabe qué habría pasado si hubiera tenido más fortuna en el tie-break de su segundo set ante Serena (6-2 y 7-6).

martes, 1 de julio de 2008

Y el sueño se hizo realidad...

Mi padre entra en mi habitación y me dice: "¿Pero tú a qué hora te vas?" Me despierto sobresaltado pensando que son las doce y que el resto de la expedición estará ya sobrevolando el Mediterráneo. No, no puede ser. Apagué el despertador del cansancio acumulado que guardaba. Miro corriendo el móvil: las ocho de la mañana. Me doy cuenta que me esperaban a las ocho menos cinco en la calle. En esos momentos suena el móvil, respondo con un rápido: "¡¡Perdona, ya bajo!! ¡¡Me he quedado dormido!! Bajo en cinco minutos."

Cojo rápidamente un cepillo de dientes, el DNI, la cámara de fotos y LA ROJA, siempre LA ROJA. Con ella ganamos a Suecia, con ella ganamos a Grecia, con ella ganamos a Italia y con ella vamos a ganar esta final.



Nunca olvidaré cuando la compramos en Innsbruck, para aquel Suecia v España. Dudo en si llevarla puesta desde Madrid porque son muchas horas. Decido reservarla para cuando lleguemos a Viena y en su lugar, me pongo una camiseta roja de algodón. Y es que hay que ir significándose desde primera hora.

En lo que me pongo unos vaqueros y cojo unos pantalones cortos, mi padre me prepara un kit de emergencia consistente en dos plátanos y dos croissants que cazo al vuelo de camino al ascensor, cual Indurain a la subida del Tourmalet. Con las zapatillas sin atar bajo a la calle y sí, siguen las malditas obras del Canal. Tengo que buscarme la vida para salir del portal y llegar al coche donde me esperan con una sonrisa. Así da gusto.

Recogemos en la puerta del Vips al resto de la expedición y salimos hacia la T-4. 585 kilómetros y 8h45min para realizarlos. Ésa es la meta, ése es el objetivo. En principio, parece tiempo de sobra. Tendríamos un margen de unas tres horas ante cualquier incidente. Incidentes que, por cierto, no tardan en aparecer. Según nos montamos al avión, nos informan que el avión saldrá con una hora de retraso debido a que el aeropuerto de Venecia sólo tiene operativa una pista de aterrizaje. Nervios en la expedición.

No pasa nada, todo controlado. Pero que funcione, que esa pista de aterrizaje funcione. Que no nos desvíen a Milan o a Roma, que sería mortal para nuestras ilusiones. Afortunadamente la pista de aterrizaje está operativa. Recalculamos las cuentas y tenemos ahora 585 kilómetros y menos de ocho horas para cubrirlos. Todo controlado.

Corremos hacia los mostradores de los coches de alquiler como si nos persiguieran por la terminal, intentando adelantar a otros españolitos que también tienen coche reservado. Europcar, Avis, todos los mostradores están vacíos, excepto el de Hertz, que tiene una cola inusual. No puede ser. Al menos cinco personas delante de nosotros queriendo recoger su coche alquilado. Para darle más emoción, una de las dos dependientes se marcha. Terrible. Aprovechamos para comer ya allí mismo en la cola unas porciones de pizza cuatro estaciones y un caprese. Pasan los minutos y con la pizza en la mano, me pongo a firmar todo lo que la italiana me pide. "¡¡Te firmo lo que quieras, pero dadnos ya el coche!!". Por fin tenemos nuestro Lancia Ypsilon y un Peugeot 107 ROJO. Buen presagio, un toro rosso para ir hacia Viena.



Nuevo recálculo: 585 kilómetros y 7h45min para cubrirlos. Nos estamos comiendo todo el margen. Entre Venecia y Udine, nos avisan por los carteles de la carretera que se nos avecina un atasco de 5 kms. Y desgraciadamente, los pronósticos se cumplen. Ya lo viví unos días antes de Venecia a Milan, así que echo cálculos e intuyo que una hora de caravana nos espera. Un accidente en el sentido contrario de la autopista. Se acabó el margen. No habrá tiempo para descansar, habrá que hacer un cambio de conductor rápido y echar gasolina.

Los tiempos se van cumpliendo, parece que vamos a llegar a tiempo. Todo empieza a estar controlado por fin cuando a la entrada a Viena los coches comienzan a amontonarse y nos viene a la cabeza la A6 un domingo de verano en Madrid. 21 kilómetros quedan. Eso es una media maratón. Queda 1h40min. En ese tiempo se podría hacer corriendo. Me doy ánimos.

¿Y si vamos por el arcén? Los coches avanzan lo justo como para no tomar la decisión de ir por el arcén. Nos entretenemos con un niño austriaco de otro coche que se dedica a agitar su camiseta roja de Austria, animando el atasco. Poco a poco seguimos avanzando hasta que por fin se disuelve el atasco y podemos circular hasta el estadio.



Llegamos al estadio. Ha llegado el momento de animar, de cantar, de alentar como nunca. Allí nos esperan con las entradas. Es una final histórica y vamos a ganarla. Somos muchos menos que los alemanes, pero se nos oye mucho más.

El partido comienza mal. Los alemanes aprietan mucho. No vemos la pelota, Iker se dedica a mandar balones largos a Torres. Ése no es el camino porque Metzelder es más alto y se va a llevar todas. La pelota tiene que ser nuestra. Que la toquen los bajitos, que aparezca Iniesta, Cesc, Xavi... como siempre. Así no.

Empezamos a tocarla, empezamos a llegar. Torres al palo, Xavi y Senna comienzan a mimarla. Ése es el camino.

Gol de Torres. Locura en la grada. Abrazos entre nosotros. Éxtasis, felicidad, emoción. La final ya está encarrilada. Con el marcador a favor todo parece más fácil. Abrazos con los de enfrente, con los de al lado, con los de atrás, como si fuéramos conocidos de toda la vida.



Descanso. Segundo tiempo. Baile a los alemanes. Qué grande es Xabi Alonso. Baile completo. Jugadón que no puede culminar Senna. Hubiera sido el gol de la Eurocopa. Se lo merecía el hispano-brasileño. Que acabe, que acabe ya... El corazón se nos hiela. A punto de marcar Alemania. Estaba invalidada. ¡Pita, pita, pita ya!

¡Final! ¡¡Campeones, campeones, campeones!! El partido acaba y llega ese momento tan deseado: la fiesta y la entrega de la copa. ¡Campeones, campeones, campeones! La grada es una locura, el campo es una fiesta. Es nuestro momento. Ése parecía un momento exclusivo propiedad de Alemania, de Italia, de Francia, Argentina o Brasil. Pero es NUESTRO MOMENTO. Parecía que eso nunca nos iba a pasar a nosotros... ¿Quién nos lo iba a decir cuando arrancó la Eurocopa? Iker es fotografiado para la eternidad levantando la Eurocopa de manos de Platini. ¿El mejor jugador francés junto al mejor jugador español de la historia? Quería ver esa foto.



Una hora después de que acabase el partido salimos del estadio. Los alemanes felicitan a los españoles. Grandes. El camino de vuelta es duro, es largo, pero es un camino feliz cuando los sueños se cumplen. Campeones de Europa... ya no tendremos que vivir del gol de Marcelino. Hemos visto a España ser campeona allí mismo, hemos sido testigos de la historia... Podremos recordar este gol de Torres para siempre. Tenía que marcar en la final y lo ha hecho.



La vuelta nocturna desde Viena a Venecia es feliz, muy feliz. Da igual parar a dormir en una gasolinera o en un área de descanso. Toda la paliza ha merecido la pena, esto es una vez en la vida. En el avión caemos derrotados, a nosotros no nos bailaron La Macarena las azafatas, pero el comandante también debía haber pasado su noche de fiesta, cuando recién aterrizados en la T4 nos sorprende con un: "Ya hemos aterrizado en Sevilla".

¿Y en Wimbledon qué? Pues hoy miércoles tenemos auténtica dinamita en la Central: Federer v Ancic, o lo que es lo mismo, Federer contra el último jugador en derrotarle en el All England Tennis Club. Me hubiera encantado tener un Federer v Verdasco, pero no pudo ser, Mario Ancic se defendió como nunca y se llevó el partido con un meritorio quinto set (11-13). Sigo insistiendo que ésa es la senda que debe seguir Verdasco para convertirse en Top 10. Cuestión de tiempo.



Y después de esta perla, tenemos el auténtico partido del torneo hasta la fecha: Murray v Nadal. O lo que es lo mismo, un jugador local que viene como una moto, contra un Nadal que también se está mostrando intratable sobre la hierba. "Juego por Escocia" dice Murray, pese al apoyo de toda la central. Pero eso no afecta a una afición enloquecida con él y que vibró ayudándole a superar su partido de octavos ante Richard Gasquet. Este escocés se moverá como pez en el agua mañana miércoles. Yo intuyo partido a cinco sets, y quizá partido histórico.



Ojalá no sea así y Rafa Nadal pueda controlar la situación antes, pero mucho me temo que le tocará un trabajo muy difícil. 3000€ piden los reventas para este partido, o lo que es lo mismo tres pagos de una hipoteca media. Tocará disfrutar de los comentarios de José Antonio Mielgo, Conchita Martínez y Roberto Carretero en Canal+. Habrá que poner un ojo continuo en el partidazo entre Feliciano y Safin. Apuesto por Feli, se merece ya unas semis en Wimbledon y un momento de gloria ante Federer en la Central.