"If you can meet with Triumph and Disaster,

and treat those two impostors just the same"

Rudyard Kipling.-

domingo, 28 de diciembre de 2008

Pequeños cambios, mismo tenis

Tenemos ante nosotros un calendario nuevo, inmaculado y listo para ser estrenado. Un calendario para 2009 que la ATP ha modificado ligeramente con el fin de que el reparto de puntos ATP sea más intuitivo y fácil de seguir para el aficionado. Para ello la ATP ya está realizando una campaña de marketing "estelar" (nunca mejor dicho) con el fin de acercar el circuito a los aficionados.



Los torneos se dividirán a partir de ahora en en cuatro categorías: Grand Slam, ATP World Tour Masters 1000, ATP World Tour 500 y ATP World Tour 250.

En los Grand Slam afortunadamente todo sigue como siempre, porque no es la ATP quien los organiza sino la ITF (Federación Internacional de Tenis). Por lo que ninguna modificación afectará a nuestras clásicas quincenas a cinco sets de Melbourne, Paris, Londres y Nueva York. Lo único que cambian son los puntos a repartir. El vencedor de cada Grand Slam se anotará 2000 puntos, mientras que 1200 irán para el finalista. La ITF también es responsable de la Copa Davis, que este año también repartirá puntos ATP, y que modifica ligeramente sus fechas, para ser también más fácil de recordar por el aficionado (la semana previa a Indian Wells, y las posteriores a Wimbledon, US Open y el clásico torneo de Maestros).

Los Masters Series cambian de nombre y pasan a llamarse ATP Masters 1000, que serán los puntos ATP que se anote el vencedor, frente a los 500 que se anotaba hasta ahora. Todo sigue prácticamente igual: Indian Wells, Miami, Roma, Madrid, Canadá, Cincinnati, Shanghai y Paris. El cambio fundamental se produce en el Masters de Madrid, que cambia de fecha y de superficie. Se jugará en mayo sobre tierra batida, desplazando de fecha y categoría al hasta ahora Masters de Hamburgo, que pasa a ser un ATP World Tour 500 y que se jugará a finales de julio.

El torneo en pista que se disputaba en octubre en Madrid, se jugará ahora en Shanghai, que se convierte en un Masters 1000 más, y no en el torneo de Maestros con los ocho mejores jugadores del mundo, torneo que se disputará los próximos cuatro años en Londres, y que también cambia de nombre. De Masters Cup pasamos ahora a ATP World Tour Finals. Un cambio profundo.

Donde viene el principal cambio es en los ATP World Tour 500 (muchos de ellos antiguos International Gold Series), que como su nombre indica otorgarán 500 puntos al ganador. Se trata de Rotterdam, Memphis, Acapulco/Dubai, Barcelona, Hamburgo, Washington, Beijing/Tokyo y Basilea/Valencia. La principal novedad viene con el torneo de Valencia (propiedad de Ferrero), o con la apuesta por fortalecer el Conde de Godó (por mucho que se empeñen en llamarle Open Sabadell Atlántico), que repartirá los mismos puntos que Hamburgo. También será curiosa la pugna que existirá entre torneos por juntar a los mejores jugadores y es que seis de ellos serán simultáneos. Los jugadores tendrán que elegir entre la tierra de Acapulco o la superficie dura de Dubai, entre Beijing o Tokyo y entre Valencia o Basilea. De estos dos últimos, ¿cuál elegirá Federer?

Y finalmente estarán los ATP World Tour 250 que engloba al resto de torneos: Estoril, Queen´s, Halle, Umag, Bangkok, Metz, Lyon, Munich, Doha o Stuttgart, entre muchos otros. Una pena que no hayan aprovechado para primar un poco más la hierba de Queen´s o Halle.

lunes, 22 de diciembre de 2008

2008, de la A a la Z

Andy Murray: final en el US Open, dos Masters Series (Cincinnati y Madrid) y otros tres torneos ATP (Doha, Marsella, San Petersburgo). Definitivamente el escocés ha explotado y su cuarto puesto en el ranking es fruto de un trabajo excelente.



Bjorn Borg: Nadal le quitó la exclusividad de algunos de sus récords, con quien pasa a compartir la gesta de cuatro Roland Garros consecutivos y la conquista de Wimbledon y Roland Garros en una misma temporada.

Copa Davis: el equipo español fue más que nunca un equipo. Arrancó en la altitud de Perú con Nico Almagro y Tommy Robredo como apuestas seguras, continuaron el trabajo Ferrer y Nadal en la eliminatoria de Bremen ante Alemania, después llegó un buen trabajo de los mismos sobre la arena de Las Ventas ante Estados Unidos y cerraron el triunfo Verdasco y Feliciano, siempre presentes en todas las eliminatorias y merecedores de anotar los tantos definitivos.



Djokovic: el serbio ganó su primer Grand Slam en Australia y cumplió en las grandes citas del año (campeón de la Masters Cup, y los Masters de Roma e Indian Wells; finalista en Queens, Cincinnati y Bangkok; semifinalista en Roland Garros y US Open). Una apuesta segura.

Emilio Sánchez-Vicario: el capitán del equipo español de la Copa Davis se va a lo grande sumando la tercera ensaladera para nuestro país. En Mar del Plata supo tomar decisiones valientes y apostar por los que estaban en mejor estado de forma.

Federer: que todos sus años malos sean como éste. Ganador del US Open, finalista en Roland Garros y Wimbledon, semifinalista en Australia y oro olímpico en dobles. Cierto que no ganó ningún Masters Series, pero la máquina necesitaba un respiro.

Grand Slam: está claro que son otra dimensión. Los tres primeros del mundo coparon todos los títulos. Murray o Tsonga quisieron sumarse a la fiesta de las finales, pero Nadal, Federer y Djokovic forman un triunvirato muy sólido. Y ningún otro jugador pudo hacerles frente.

Hamburgo: un torneo que se despide como Masters Series y que fue clave este año. Nadal pudo perder su segundo puesto en aquella semifinal ante Djokovic, y salió más reforzado que nunca ganándole a él primero y a Federer en la final.

Indian Wells: Rafa Nadal no pudo revalidar el título en este entrañable torneo californiano. Quien sí que se lo adjudicó fue Djokovic, mejorando así la final que había firmado en 2007.



Juegos Olímpicos: vibrante semifinal en otro de los partidos del año, el disputado entre Djokovic y Nadal en Beinjing. Una final anticipada en la que en juego estaba asegurarse la plata, aunque ambos sabían que el vencedor tendría medio oro entre sus manos. El balear se lo adjudicaría ante el chileno González días más tarde.

Kuerten: el brasileño se retiró de forma oficial y el público le mostró todo su cariño en los diferentes torneos del año, especialmente en la Philippe Chatrier de Paris, donde caía en primera ronda ente Mathieu, en medio de una fuerte ovación.



López: el toledano tuvo que bailar con la más fea, como fue disputar el segundo punto de la Davis contra Del Potro, con 1-0 en contra, y sacó adelante el encuentro y casi la final, porque formó parte del dobles que permitiría remontar ese 1-0 y situarse 1-2 en Mar del Plata. Pero Feliciano firmó también unos excelentes cuartos de final en Wimbledon y en Madrid, una final en Dubai o unas semis en Viena y Basilea.

Monte-Carlo: unos días estupendos los que pasamos en el Country Club de Monte-Carlo con una final de ensueño entre Nadal y Federer, y con la posibilidad de bajar a pisar la tierra batida y conocer al balear como estupendo fin de fiesta. Inolvidable.



Nadal: mejor tenista español de la historia, deportista del año... Esperemos que nunca cambie y siga dando una lección de tenis y deportividad partido tras partido.

Ñ: el tenis mundial parece que tiene que aprenderse bien la letra característica de nuestro idioma. Y es que el español se habló en muchos torneos este año, y no hablo sólo de los importantes, sino también de otros torneos del circuito como Houston, Umag, Bastad, Amersfoort, Costa do Sauipe, Acapulco...

Open Australia: el año arrancó con fuerza en Melbourne. Federer, Djokovic y Nadal se presentaban en las semifinales del primer Grand Slam del año con un invitado desconocido: Jo-Wilfred Tsonga. Djokovic eliminaría a Federer en semifinales y se adjudicaría el torneo con toda la calidad que muestra cuando juega sobre pista dura.



Primer puesto: el reinado de Federer se vio interrumpido por el tornado de Manacor. El balear tuvo que ganarlo todo para ser capaz de destronar al helvético. Hermosa batalla la que libraron en 2008, con duelos bellísimos como los de Monte-Carlo, Hamburgo, Roland Garros o Wimbledon, los cuatro convertidos en victorias para el manacorí.

Queens: otro torneo clave en la temporada. Sobre el mítico césped de Queens, Nadal sumó su primer título sobre hierba. El balear tuvo que pelear con sacadores acostumbrados a este torneo como Karlovic, Roddick o Djokovic, pero se alzó con una victoria fundamental para armar su confianza de cara a Wimbledon.



Roland Garros: o territorio de Jerónimo Nadal, que sumó su cuarta Copa de los Mosqueteros con una solvencia asombrosa. No cedió ni un solo set, y la final ante Federer arrancó con un tremendo 6-0 sobre el suizo. El de Manacor sigue haciendo historia y ganándose el corazón de los aficionados al buen tenis.

Simon: ya en Australia nos causó una buena impresión en un duro encuentro de dieciseisavos de final, pero fue al final del año cuando saltó a la primera línea del tenis mundial, eliminando a Nadal en Madrid y alcanzando la final de este Masters Series, o venciendo a Federer en la Masters Cup de Shanghai.



Tsonga: el de Le Mans irrumpió con fuerza en 2008 plantándose en la finalísima de Melbourne, tras derrotar a Nadal en semifinales con un tenis arrollador. Desaparecería a mitad de año para reaparecer en el sprint final de la temporada con su primer Masters Series en Paris y su presencia en la Masters Cup de Shangai.

US Open: a la Arthur Ashe de Flushing Meadows se agarró Roger Federer para salvar la temporada, donde sumó su único gran título del año (los otros fueron Estoril, Halle y Basilea). El suizo tiene tomada la medida al US Open como demostró con este quinto título consecutivo.



Verdasco: el madrileño alcanzó su momento de gloria cuando la temporada echaba el telón en Mar del Plata. Supo sobreponerse a toda la emoción y tensión del momento y sacó su mejor tenis para llevar al equipo español a sumar su tercera Ensaladera.

Wimbledon: nos dejó la final más bella de la historia (6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7 para Nadal). Pasarán muchos años y se seguirá recordando aquella batalla legendaria entre Federer y Nadal a cinco sets, que sólo acabó cuando el sol se ponía en el All England Tennis Club.



Xàbia: andan preocupados por este pueblo mediterráneo con el mal final de temporada de su jugador David Ferrer. Confiemos en que 2009 el alicantino pueda recuperar su estado mental y físico y vuelvan sus mejores golpes para escalar al cuarto puesto del ránking que ocupaba en agosto.

Yes, we can: podemos, claro que podemos. El lema de Obama se lo aplicó el deporte español, que fue capaz de ganar incluso la Copa Davis en Argentina sin Nadal. El deporte español ha creído en sus posibilidades y ha saltado a la primera línea del deporte mundial.

Zimonjic: el serbio Zimonjic sumó cinco títulos de dobles por segunda temporada consecutiva, incluyendo su primer Wimbledon, y terminando en el primer puesto del ranking con Nestor y en la lista individual de doblistas. Le veremos en la Davis contra España en Benidorm en esa eliminatoria apasionante.

sábado, 20 de diciembre de 2008

El personaje del año

Hace unas semanas, El País Semanal dedicó un especial a los 100 personajes del año. Lógicamente, en las páginas dedicadas a los deportes, estaba Rafael Nadal con su cuarto Roland Garros, su victoria épica en Wimbledon, su oro Olímpico, su número uno, la Copa Davis o el Príncipe de Asturias. ¡Como para no estarlo!

El especial me gustó mucho porque lo escribían personas cercanas a los retratados, y en el caso de Rafa Nadal fue su tío quien escribió estas líneas que a continuación reproduzco:

La humildad de un fuera de serie, por Toni Nadal

Macarroni, tortellini, spaghetti… y Natali, que era yo, su tío Toni. Ésta era la alineación del Milan, el club de fútbol que me fichó para cosechar grandes éxitos, parecidos a los que obtuve también en ciclismo, nada menos que cinco Tour de Francia.

Rafael disfrutaba de mis relatos y, por supuesto, se lo creía todo. No se le ocurría poner en duda la veracidad de lo que le contaba. El hecho de ser el primer niño que nació en la familia, su contagioso entusiasmo, su inocencia y su candidez lo convirtieron en nuestro juguete.

Aparte de mis habilidades deportivas, yo era mago. Una de las anécdotas que recuerdo con más cariño tiene que ver precisamente con mis dotes harrypotterianas. Yo dirigía la Escuela de Tenis del Club de Manacor. Teníamos un torneo en otro pueblo y uno de los chicos que iban a jugar me falló. Le dije a Rafael que él iba a ser su sustituto. Contaba sólo siete años y era su primer partido de competición. Su contrincante tenía catorce años y ya estaba experimentado. La paliza que iba a recibir era fácil de predecir para un mago como yo. Salimos en mi coche para ir a jugar el partido y yo le iba dando tácticas para descentrar al oponente, las tácticas más locas que se me fueron ocurriendo. Rafael se moría de la risa. Al final le dije: “No, ahora en serio, Rafael. Si veo que te da una paliza descomunal, tú no te preocupes, que yo haré llover y pararemos el partido”. “¿En serio?”, me preguntó, “¿puedes hacer que llueva?”. “¡Por favor, Rafael! Con mi magia puedo hacer de todo”.

El cielo estaba nublado y el partido empezó como yo había previsto. Rafael iba perdiendo 3-0. Pero con siete años Rafael ya era muy luchador y tenía una confianza verdaderamente ciega en sí mismo; así que empezó a remontar el partido y consiguió poner el marcador 3-2. En ese momento, como había previsto el parte meteorológico, se puso a llover y paré el partido. A los cinco minutos de esperar, Rafael se me acercó sigilosamente y en un susurro me dijo: “Toni, puedes parar la lluvia cuando quieras; ¡creo que le puedo ganar!”.

Esta anécdota la he contado en muchas ocasiones por la gracia que me hizo, pero también porque define muy bien el carácter de Rafael.

Lo que yo destacaría de él es esa capacidad de lucha que ya demostraba de pequeñito. Si hay algo que se echa en falta hoy día en cualquier ámbito y en cualquier profesión, aunque afortunadamente no en todos los casos, es precisamente la voluntad de superación, el esfuerzo, la perseverancia y la satisfacción por el trabajo bien hecho.



Rafael es sobre todo un trabajador, y sería bueno que éste volviera a ser un valor en alza. Tengo la convicción de que la satisfacción viene por la vía del esfuerzo. Y si consiguiéramos que la sociedad asumiera esto, si se lo inculcáramos a nuestros jóvenes, dejaríamos resueltos muchos de los problemas que tenemos.

No voy a enumerar las virtudes de mi sobrino porque me avergonzaría hacerlo y, sobre todo, porque sacaría las cosas de la normalidad en que están. Rafael es eso, un chico normal que ha sido educado para ser normal, pero la repercusión mediática de su trabajo le obliga moralmente y muy humildemente a servir de ejemplo. Los padres de Rafael lo han educado de tal forma que le han reconocido los buenos resultados en todo lo referente a su formación, pero jamás le han escatimado el esfuerzo. No voy a negar que existen unas habilidades innatas, pero lo importante bajo mi punto de vista es que uno tenga la satisfacción de cumplir con su deber.

Rafael demuestra siempre interés por su trabajo; es disciplinado y persistente. Y no me refiero sólo a los partidos. Siempre se entrega en los entrenamientos, en su trabajo con su preparador y con su fisioterapeuta. Y éste es el verdadero valor de lo que hace; tener interés por hacer bien su trabajo, superarse y aprender cada día un poco más. Al fin y al cabo, el tenis sólo consiste en pasar una bola por encima de una red. Sentirse especial por ser bueno en tenis sería tan tonto como sentirse especial por jugar bien al escondite. Es por esto por lo que hay que buscarle algo más. Rafael disfruta de su profesión porque disfruta luchando, obligándose a trabajar y a intentar mejorar.

Pienso que el éxito de Rafael es vivir todo lo que le está ocurriendo con total normalidad; confiar en sí mismo, pero sin dejar nada al azar. Su mérito está mucho más en su voluntad trabajadora que en un don innato. Y puedo asegurar que yo he tenido muy poco que ver. Precisamente esto es lo que más me llena de orgullo. Jamás me ha pedido la intervención de mi magia para ganar un partido.

Toni Nadal.-

jueves, 11 de diciembre de 2008

Carta al All England Tennis Club

Bueno, pues ya estamos de vuelta tras unos días en la nieve en los que he hecho mis primeros pinitos con el esquí, aunque más bien debiera decir que he hecho mis primeras cuñitas o mis primeros giritos sobre la pista verde de Pla de Beret...

Atrás quedan unos días de puente de la Constitución con una compañía estupenda (y no me refiero a la de mis esquíes, sino a la de Edu, Natalia, Fede, Patxi y Elena), en un escenario de ensueño, como eran los nevados Pirineos catalanes, y con un tiempo inmejorable.



Quedarán para el recuerdo momentos como el atropello a un desalmado que estaba en mitad de la pista y que mi falta de control me impidió evitar, paseos nocturnos por Artíes o Vielha, o mi desesperación ante el difícil manejo de los esquíes. Pero está claro que Dios no me dio la virtud de la valentía, la flexibilidad y la coordinación, sino el de la paciencia, el trabajo y el sacrificio, con los que habrá que poner remedio a ese descontrol inicial.

Hoy, a mi vuelta a Madrid, me he escapado un momento del curro para acercarme a Correos a echar mi clásica carta a los Reyes Magos del All England Tennis Club de Wimbledon. Y es que el lunes finaliza el plazo para solicitar el formulario con el que pedir entradas para el torneo de Wimbledon 2009.

Un año más que lo intento, y un año más que obtendré la callada por respuesta en este tradicional y mítico proceso de solicitud de entradas. Pero yo no pierdo la esperanza.

El proceso es el siguiente. Tú mandas un sobre al All England Tennis Club con otro sobre en su interior en el que escribes tu dirección debidamente franqueado con tu sello de Isabel II de 50 peniques. Ellos lo reciben y te mandan el formulario de solicitud de entradas a tu casa, que tú te limitas a devolver correctamente rellenado.



Una vez que reciben todos los formularios de los interesados en entradas, hacen lo que llaman un Public Ballot, que viene a ser un gran sorteo con todas las solicitudes, a las que comienzan a asignar entradas aleatoriamente. Es decir, tan pronto te puede tocar una entrada para la final como lo que te puede tocar es una entrada para la pista nº11 en el primer día de competición para ver partidos de primera ronda de dobles femeninos. O lo que es más normal que suceda, que no te toque absolutamente nada, como me ha pasado a mí los últimos tres años que llevo intentando conseguir entradas.

Wimbledon es así. ¿Pero por qué permitir que las tecnologías se impongan y se pueda hacer todo esto on-line? Si eso pasase, ya no sería Wimbledon. Este proceso de solicitud de entradas es parte de su encanto, como lo es la lluvia que suspende los partidos o el inmaculado blanco que tienen que vestir sus jugadores.



Me despido con este vídeo que he buscado en www.youtube.com y que me apetecía rememorar. Una de las noches en Vielha nos dio por recordar este temazo que ponía Gomaespuma en su programa de radio y cantarlo juntos. ¡Es tan bueno! ¡Puro talento!

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El tenista madrileño

Cuando uno anota un punto importante en su carrera, como hizo Fernando Verdasco hace diez días, le llueven los reportajes, las fotografías o las entrevistas. Así que es buen momento para descubrir la otra cara de los jugadores, su pasado y sus anécdotas. Como ya he comentado en más de una ocasión, guardo una admiración personal por la figura de Verdasco. Por un lado, porque es madrileño y me gusta que también salgan tenistas de aquí y no sólo del Mediterráneo, y por otro, porque creo que sigue guardando un potencial enorme, aún por enseñar de manera regular a todos los aficionados al tenis.

Buscando por la web, he descubierto este fabuloso reportaje sobre Fernando Verdasco, encontrado en la web de ABC, y redactado por Emilio V. Escudero.

«Ha sido el triunfo más importante de mi vida», aseguraba tras ganar el punto decisivo en la final de la Davis. No mentía. Y es que la vida de Fernando Verdasco (Madrid, 1983) ha girado siempre alrededor de una raqueta. Su familia es propietaria del restaurante «La Cañada» y allí fue donde Verdasco descubrió el tenis. «Todavía no sabía andar, pero cuando dábamos paseos con él en el carrito y nos alejábamos un poco de las pistas, se ponía a llorar y no había manera de callarlo», recuerda José, su padre. Amor a primera vista. A los dos años ya conseguía pasar la bola al otro lado de la red, aunque «abultaba más la raqueta que él», señala el cabeza de familia. En casa, a la hora de calmar el llanto, el único remedio eficaz estaba en la tele. «Nada de dibujos animados. Cuando su abuela no sabía ya cómo hacerle callar, le ponía un vídeo de McEnroe y mano de santo». Y así es como fue creciendo Verdasco, rodeado de su familia y de pelotas de tenis.



Mientras, en las pistas de «La Cañada», el grupo de tenistas iba en aumento, al igual que el interés de Fer. «Era un «mico», pero siempre estaba danzando por las pistas y a la mínima cogía una raqueta y se metía dentro», apunta «Tati» Rascón, uno de los protagonistas de aquellos primeros sueños del reciente ganador de la Davis. Hasta los cuatro años no pudo comenzar a dar clases con Charly, el primero de una larga lista de entrenadores. Después -a los 10 años- pasaría por la escuela de Víctor Laguardia, quien se emociona al recordar la primera vez que vió a Fernando. «Me quedé impresionado. Charly era mi fisioterapeuta y me estaba tratando el codo. Un día le pregunté sobre los chavales que estaba entrenando y me dijo que tenía a uno que le pegaba muy bien. «Pues vamos a verlo», le dije. Cuando salí y le ví pelotear me dí cuenta de que era muy bueno. «Charly, este chaval juega un montón. ¿Sabe sacar?. Anda, Fernandito, saca un poco...,», le dijo. Ese mismo día habló con su padre y le apuntamos a la liga de Madrid».



A los quince años se puso en las manos de Feliciano López, el padre del otro héroe de la Davis. «Yo entrenaba a un grupo de chavales, que eran de lo mejor que había en Madrid», relata Feliciano padre. «Me encontré con un chaval inconstante, pero muy buen competidor. El mejor de los que tenía. El día antes de una competición, si sabía que le iba a tocar enfrentarse con alguno de los del grupo, no venía ni a entrenar, para no cruzarse con ellos».

Los primeros puntos ATP

Su primer gran triunfo fue un Campeonato de España cadete. «Fer era un chico un poco irregular en los entrenamientos. Pero recuerdo que aquella vez, cuando quedaban unos días para ir al Nacional, entrenó como una moto, llegó allí a tope y ganó. Le sobraba talento y tenía un revés increíble», apunta el técnico. Los primeros puntos ATP llegan poco después, durante un circuito de la ITF en Madrid. Un partido de inolvidable recuerdo para Fernando, pero también para su entrenador. «En aquel torneo le tocó enfrentarse con mi hijo Feli en semifinales y lo pasé bastante mal. Por una parte quería que ganara Fer y por la otra Feli. Tenía el corazón partido, así que me tuve que ir de la pista, porque no aguantaba». Al final, fue Feli el que logró el triunfo, pero aquel día Verdasco comenzó a mostrar cosas que otros no tenían.

Fue entonces cuando llegó la llamada de Juan Avendaño y el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Allí se entrenaban lo mejores tenistas jóvenes del país y Fer necesitaba probar su tenis con ellos, pero una vez allí no acaba de sentirse a gusto y decide volver. «Es muy familiar y en Barcelona se encontraba solo. No se acopló a la vida lejos de nosotros», señala su padre. A pesar de este paso atrás, Verdasco no muestra nunca dudas sobre su futuro. Siempre lo tuvo claro y nunca hubo nada más allá del tenis.

De vuelta en Madrid, comienza a entrenar con Jesús Manteca y gana en Castellón su primer torneo, aunque el salto definitivo en su carrera llega en el Challenger de El Espinar en 2002. Pedro Muñoz, presidente de la Federación Española, le concede una «wild card» para jugar allí, y logra llegar a la final.



Esa temporada comenzó el 465 del mundo y acaba el 173, lo que le permite empezar a jugar torneos más importantes. Aquel gesto de Muñoz fue clave en su carrera. A partir de ese momento surge una gran amistad entre las dos familias que hoy sigue. «Ha hecho cosas mal», ha reconocido Verdasco, pero no por eso «voy a decir que se vaya».

Tras otro breve paso por Barcelona, se asienta definitivamente en Madrid. Arropado por su familia y los amigos saca a relucir su mejor tenis y con 21 años acaba la temporada en el puesto 36. Ese año se pone por primera vez a las órdenes de «Pepo» Clavet, que se convirtió a partir de 2005 en su técnico de referencia. «Su gran problema era la mentalidad, pero, después de ver la final de la Davis, parece que ya lo ha superado». Aunque no es un tipo de manías, «Pepo» recuerda que «era llegar a la pista y decir que tenía ir al baño. «Joder, ¿por qué no has ido antes?», le decía yo. Pero no había manera. Casi todos los días igual».

El año pasado, Clavet le dio el relevo a «Tati» Rascón, aquel chaval que entrenaba en «La Cañada» en la infancia de Verdasco y que ha puesto toda su experiencia al servicio de aquel niño que miraba desde detrás de la valla. «En diciembre del año pasado nos volvimos a encontrar y me ofreció viajar con él a algunos torneos. Me encontré con un gran jugador, con uno de los cinco o seis mejores potenciales del mundo a nivel técnico. Le fallaba un poco el aspecto mental». Otra vez la cabeza. Su asignatura pendiente, que ha superado con creces en Argentina.

Punto de inflexión

La Davis debe ser un punto de inflexión en su carrera. Un empujón hacia el top-10. «Ese es el objetivo del año que viene», coinciden «Tati» y su padre. Eso, y Wimbledon, su otro sueño. «Es su torneo favorito. El que siempre ha querido ganar desde pequeñito. Ese, y Madrid», desvela su padre desde la pequeña oficina del «Café de Chinitas», otro de los locales propiedad de la familia. «Siempre que está en Madrid viene por aquí con los amigos». El fútbol es otra de sus pasiones. No se pierde un partido del Madrid y, cuando no está fuera, es un habitual del Bernabéu. Allí estuvo hace poco con Ana Ivanovic, su novia, y una de las mejores jugadoras del circuito femenino. «Una chica sencilla y guapísima», apuntan los más cercanos, «como él». El tapado. El chico que se dormía viendo a McEnroe.