"If you can meet with Triumph and Disaster,

and treat those two impostors just the same"

Rudyard Kipling.-

domingo, 29 de marzo de 2009

Ferrer quiere volver

Me levanto con el cambio horario recién estrenado y decido tirar de DVD grabador para analizar qué pasó ayer en Miami en el cuarto día del torneo (primero con cobertura televisiva).

Para empezar me encuentro con un interesante Ferrer v Isner: un ex-top ten en un momento clave de su carrera frente a la gran revelación de Indian Wells (eliminó a Monfils y Safin hace unos días). Todo un partido trampa para el alicantino, porque a fin de cuentas se trata de un encuentro entre el 12º jugador de la ATP frente al 134º del mundo con todo lo que ello conlleva: poco que ganar y mucho que perder.

El partido mereció la pena y tuvo sus momentos. Ferrer marcaba distancias con un primer set en el que salía enchufado y metido en el torneo (6-3), mientras que en la segunda manga (3-6) John Isner parecía dispuesto a volver a hacer de matagigantes (aunque para gigantes él con sus 2,05 m.). El encuentro se resolvía en un tercer set (6-2) en el que Ferrer parecía dejar claro que quiere recuperar los puestos que algún día alcanzó y que Miami es el sitio idóneo (por algo fue semifinalista en 2005 y 2006) desde el que empezar una escalada que da síntomas de convertirse en real (final en Dubai, victoria sin apelativos en la Davis ante Djokovic).

Igual que en la pasada final de la Davis muchos proclamábamos que no debía jugar como número 1, parece ahora que el alicantino está reencontrando la senda del triunfo. En la próxima ronda tiene un rival más que complicado: Marin Cilic. Un partido muy complicado pero interesante para ver en qué fase de su recuperación se encuentra.

Tras el encuentro de Ferrer, un atractivo Murray v Mónaco. El de Tandil reventaría audiencias en Argentina con ese 6-4 a su favor en el primer set. ¿Caería el cuarto jugador del mundo a las primeras de cambio? Nada más lejos de la realidad. Murray controlaba los nervios y tras igualar en el segundo set (6-3), veía cómo le bastaba con aprovechar los numerosos errores no forzados del argentino para pasar a tercera ronda.

Tras un Montañés v Phau y un Delic v Cilic que me limito a adelantar porque no tengo tiempo para verlos, me encuentro con la joya de la noche: Nadal v Gabashvili. Una buena ocasión para disfrutar del número uno y de medir por fin a este georgiano nacionalizado ruso, que tantas veces veo por los cuadros y al que nunca había visto jugar.

Con un rostro que encajaría perfectamente en cualquier papel de matón en una película de cine negro, Teimuraz Gabashvili plantó cara dignamente a Nadal.



El doble 6-2 con el que el balear cerró el encuentro no refleja del todo el juego más que correcto del georgiano, pero enfrente tenía a Nadal, y ningún buen juego parece suficiente como parar el vendaval de tenis que se levanta cuando el balear salta a la pista.



La jornada nos trajo también otra buena noticia: la victoria nº200 de Fernando Verdasco en el circuito. 6-3 y 6-4 sobre Benjamin Becker. Su amigo Feliciano López le espera ya en tercera ronda, por lo que habrá al menos un español en octavos (aunque esperemos que sean más).



Dejo descansar la vista y opto por salir a correr. La mañana es fría en Madrid pero mis piernas me piden salir, saben que necesitan hacer kilómetros ante la que se les viene encima. Y es que tras deshojar la margarita durante estas últimas semanas, el viernes tomé la decisión de volver a sentir el Maratón de Madrid (próximo 26 de abril). Será el segundo que corra, y el corazón se me empieza a acelerar con sólo pensarlo. Pero la búsqueda de todas esas emociones que sentí antes, durante y después de la carrera parece que superan cualquier miedo.



Al ritmo de Ab Naa Jaa y de Kal Hoo Naa Hoo , entre otras, disfruto del resto de mañana de domingo corriendo hasta el Recinto Ferial y volviendo por Arturo Soria. Estas dos canciones nos las enseñó nuestro amigo Vipul, que precisamente anda trabajando para la Universidad de Miami desde hace ya más de un año.

Las canciones forman parte de la banda sonora de una película india, y quizá las imágenes cursis de la misma que salen en youtube, con sus pompas de jabón y todo, no ayuden a meterse en la atmósfera que esta canción hindi crea cuando te abstraes y la escuchas, porque yo he de confesar que noto una energía extra en mis piernas cuando la escucho...

lunes, 23 de marzo de 2009

Nadal es una roca

Con una fortaleza mental y física que sigue aumentando cada día, Rafa Nadal cerró ayer su excelente torneo de Indian Wells. El primer Masters Series del año (o Masters 1000 como quiere la ATP que lo llamemos) cayó del lado del balear con una autoridad y una superioridad insultante, y es que uno debería asustarse si echa un vistazo a los rivales y marcadores con que cerró la fase final del torneo: 6-2 y 6-4 sobre Del Potro, 6-4 y 7-6 sobre Roddick y 6-1 y 6-2 sobre Andy Murray, tres jugadores situados entre los ocho primeros del mundo que fueron incapaces de hacerle un solo set.



Rafa Nadal juega ya sobre la pista dura americana con una facilidad y solvencia que empieza a recordar al Rafa Nadal de la tierra batida de Paris, Roma y Monte-Carlo: dominando su servicio y convirtiendo su resto en un arma incluso frente a jugadores como Murray (con el que se sitúa ya 6-2 en enfrentamientos directos) o Roddik, y sintiéndose fuerte hasta el punto de levantar hasta cinco bolas de partido ante David Nalbandian en octavos de final (3-6, 7-6(5), 6-0).

Con esta victoria Nadal suma ahora 13 Masters 1000, situándose a solo uno de los 14 que suma Roger Federer y a cuatro del récord que marca Andre Agassi con 17 títulos. Rafa Nadal ha ganado por lo menos dos Masters Series en cada uno de estos últimos catro años, alcanzando su mejor cifra en 2005 con cuatro Masters. Uno empieza a plantearse ya si se empezó a dar demasiado pronto a Federer el calificativo de "mejor tenista de la historia".



Con un récord espectacular en 2009 de 21 victorias y sólo 2 derrotas, Rafa Nadal hace las maletas hacia Miami donde ya fue finalista en 2005 y 2008 (derrotas ante Federer y Davydenko respectivamente), y donde intentará ahora inscribir su nombre junto al de Federer (2005-06), Agassi (2001), Rios (1998), Sampras (1994), Chang (1992) y Courier (1991), jugadores que fueron capaces de ganar en Indian Wells y Miami el mismo año.

¡¡Cómo me gusta el tenis!!

miércoles, 18 de marzo de 2009

Verdasco, en El País Semanal

Que en unos octavos de final de un Masters Series jueguen cuatro españoles son muy buenas noticias. Y más cuando el cartel luce partidazos como el Robredo v Murray, Ferrer v Roddick, Nadal v Nalbandian y el Verdasco v Kohlschreiber.

Precisamente Verdasco es el que sigue como un toro, demostrando que lo de Australia ni fue un sueño ni fue casualidad. Esta tarde-noche debería sellar su pase a cuartos y seguir así una progresión tan deseada como esperada.

Aprovecho para subir a este blog el reportaje que El País Semanal le dedicó hace solo unas semanas de la mano de Juan José Mateo.

Verdasco, el golpe maestro

Fernando Verdasco es un mitómano, un hombre que escucha las leyendas, el tenista que mira, observa y asiente cuando hablan las estrellas. Hace justo un año, víctima de un pobre arranque de temporada, el madrileño analizaba sus miedos y sus flaquezas con José Manuel Beirán, psicólogo deportivo y ex jugador del Real Madrid de baloncesto. Hoy no. Hoy, al contrario. Hoy es la gran sensación del tenis porque su brillante Abierto de Australia le llevó en volandas hasta el punto álgido del torneo: la épica semifinal que jugó y perdió contra Rafael Nadal, el número uno del mundo, luego campeón del trofeo. Hay quien habla de un talento errático radicalmente transformado por unas semanas bajo las enseñanzas de dos gurús del tenis. Veamos. Sigue llegando a sus citas montado en un deportivo plateado, vistiendo ropa de diseño, y con su corte de pelo estilo indio mohicano. No han cambiado los símbolos externos. Siguen ahí los vaqueros deshilachados, la camiseta de marca y la colorida pulsera brasileña. Hay que mirar dentro. Es un hombre nuevo. Uno que ha cambiado su mente, su corazón y su pulso. Uno que antes era hiperactivo, inestable y nervioso, y que ahora late con ritmo frío, acompasado y tenso como los brazos de los toreros buenos. Un tenista con sustancia. Un tipo con talento. Un hombre con mentalidad de hierro que ha encontrado el camino perdido escuchando a los viejos roqueros.

Primer capítulo del recorrido por la galería privada de los mitos de Verdasco, ese bebé al que arrullaban con vídeos del gran John McEnroe, el mismo que abre los ojos como platos cada vez que llega a la hierba de Londres y respira la magia de La Catedral y sus días de lluvia y truenos. Wimbledon 2007. "Manolo, tú has ganado Wimbledon, ¿me podrías ayudar? ¡Dame consejos!", dice el joven. Y el veterano Manuel Santana, campeón en Londres en 1966, que hace las maletas, vuela a Inglaterra, se sienta con Verdasco durante lo que éste dura en el torneo y ve así reforzado su análisis y sus convicciones sobre la tardía explosión del tenista madrileño.

"Su ambición deportiva ha hecho que quizás no confíe en los entrenadores. Necesita a alguien que le motive, que le inspire, a alguien al que respete", reflexiona el campeón de Wimbledon, Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos. "Fernando se fija mucho en la gente a la que respeta, en quienes han llegado a lo que él quiere llegar, en la gente que ha conseguido grandes cosas en el tenis. Eso le influye. Se fija mucho, pero mucho. Yo le decía: 'Créetelo. Puedes jugar más de lo que piensas. En hierba y pista rápida puedes conseguir cosas muy importantes'. Poco a poco ha ido asimilando lo que yo le dije como amigo. En cuanto pula cuatro o cinco cosas, Fernando será increíble", añade el ex jugador. "Puede pensarse que esa forma de ser es prepotente, pero no lo es para nada. No lo es. Fer es un ambicioso total, y eso es buenísimo en el mundo del deporte profesional. Necesita un entrenador al que admire, alguien que le coma el coco como Gil Reyes, el preparador físico de Agassi. Un Tony Roche. Un Darren Cahill. Un Brad Gilbert. Gente que haya entrenado a los top top, porque va a tener un par de años de dulce".



Eso es lo que le espera a Verdasco, dice Santana. Eso es hoy Verdasco, dicen sus resultados. Eso es lo que hace unas semanas posibilitó que Rafael Nadal, el titán de hierro, sufriera tanto como para empezar a llorar cuando se adelantó 0-40 en el último juego de su apasionante partido de Australia. "Demasiada tensión", dijo luego el número uno del mundo. "Si Fernando continúa jugando así, tendrá la oportunidad de ocupar cualquier puesto del ranking. Está al mejor nivel de su carrera". ¿Y entre ellos? ¿Qué se dijeron cuando acabó la batalla? "Si sigues así, puedes conseguirlo todo", aseguró el mallorquín al madrileño tras el partido, un choque de voluntades que dio cuerpo, alma y vida al reflejo que se movía en el espejo: Nadal descubrió a Nadal, o, como dice el madrileño, desatado y sonriente cuando se le recuerda esa sensación, "Nadal descubrió a Verdasco".

Segundo capítulo del recorrido por la galería privada de sus mitos. Las Vegas 2009. Hoy el madrileño busca cumplir la profecía de Nadal viajando a Nevada, como hizo en pretemporada, y entrenándose bajo la égida de Gil Reyes y los esporádicos consejos de Andre Agassi, el buda tenista, calvo campeón reflexivo que lo conquistó todo. Antes, Verdasco se acercó a Santana. En medio, sin embargo, pareció vivir un caso agudo de sordera, conducido sin resultado alguno por entrenadores de lo más reputado. Para pasar de tenista intrascendente, de talento maldito a jugador potente, ha necesitado que hablaran con él los líderes que hicieron de su oficio la caza del éxito continuo. Leyendas con voz y labios, autores de palabras y consejos que dejan huella.

"Puede que hace años me dijesen las mismas cosas y no prestara tanta atención como ahora", reflexiona el tenista mientras la nieve y el frío azotan Madrid en la víspera de su viaje para entrenarse en Estados Unidos. "Si me lo dice Agassi, que ha sido mi ídolo de pequeño... ¡pues claro que le voy a hacer más caso! Agassi, diciéndome lo mismo que mi padre, o que un entrenador que sea bueno, pero que no haya sido un gran jugador, pues evidente: me sale más hacerle caso. ¡Ha ganado ocho torneos del Grand Slam! ¡17 Masters Series! ¡Ha tenido la experiencia de jugar los momentos grandes, las últimas rondas!", continúa. "Eso hay que vivirlo para tener la experiencia. Un entrenador que no ha vivido eso puede ser un muy buen motivador, pero no tiene esa experiencia, no lo ha vivido, y no te puede decir cómo es". ¿Y qué le dice Agassi? "Ve a los torneos a ganarlos. Tienes la suficiente capacidad y el suficiente juego como para hacerlo, sea cual sea el torneo".

Ahora está semidesnudo. Suena música a todo trapo. Le sacan fotos. "Me vas a hacer una así... ¡como un puto boxeador! ¡Rollo matón!", reclama sonriente el tenista mientras se anuda una venda alrededor del puño. Pura energía. Puro movimiento. "¡Súbela!", pide. "¡Sube Viva la vida! Esta canción me motiva". Y así, escuchando a los Coldplay, sigue Verdasco. Con la cabeza atacada por los decibelios. Rodeado de estruendo. Escuchando el griterío igual que aquel día, hace dos meses, en el que 10.000 personas se le echaron encima -"¡miedo, Verdasco tiene miedo!"- y él ganó para España el punto clave de la Copa Davis, en Argentina, inspirado, entre otras cosas, por una frase: "Si no lo haces por ti, hazlo por David".

Esto es lo que dice la hemeroteca. El primer día de la final entre España y Argentina, David Ferrer, tenista noble, honesto y fuerte como un roble, pierde el primer punto de la eliminatoria y se sincera con crudeza tras el partido. "Me han pasado por encima. Me he sentido muy inferior. No he estado a la altura".

Dos partidos después está atascado y escucha cómo Emilio Sánchez Vicario, el seleccionador español, le habla en el banquillo. Primero son susurros. Luego, gritos, amenazas y órdenes. "Se me iba el partido", recuerda. "Emilio intentó ayudarme: 'Olvídate del público'. Y yo, evidentemente, no podía. Estaba muy rayado, muy presionado, porque sabía que era el partido que había que ganar. Emilio intentó centrarme. Tuvimos nuestros más y nuestros menos en el banquillo. Me dijo: 'Si no lo haces por toda España, hazlo por ti", prosigue. "Y yo seguía puteado. 'Si no lo haces por ti, hazlo por David, que estás jugando por él'. Todas esas emociones me han hecho cambiar mentalmente. Desde la Copa Davis hasta hoy soy la misma persona, pero no soy la misma persona. Mentalmente he madurado y me he dado cuenta de muchas cosas que antes no veía. Hay gente que madura antes y otra que madura después. Quizás yo haya madurado después que la mayoría. A mí, la Davis me ha cambiado la vida en todos los aspectos, sobre todo en el mental".

Y tanto. Hace un año era un tenista mal encarado. Jugaba mal, se entrenaba regular, lo pasaba peor. "Y recurrí a Beirán", recuerda. "Cuando estás sin confianza necesitas a una persona así, a un psicólogo que te ayude a salir mentalmente de ese bache. Hablábamos de todo. Ahora voy bien, y él es el primero que me dice: 'No hay que tocar nada. Sigue igual, vas muy bien".

El camino, sin embargo, ha sido largo y ha configurado una personalidad compleja. Hoy es un profesional de 25 años que no perdona ni una sola película de ciencia-ficción en el cine -"Son totalmente irreales, pero siempre me han gustado"-; un hombre que acaba de estrenar una BlackBerry ultramoderna; un hijo que sueña con comprarle una casa en Miami a su madre -"me lo pide desde que soy pequeño, porque tiene dolores en el hombro cuando hace frío"-; y un personaje público que se siente un punto incomprendido: "La gente opina y habla muchas veces sin saber. Cuando vas vestido de marca, ya eres un niño pijo. Yo voy con las marcas que puede llevar cualquier persona. En mi familia siempre me han dicho: 'Sé como eres. Pasa de lo que diga la gente, porque muchas veces sólo van a hacer daño".

Verdasco, claro, es más cosas. El niño que agarró por primera vez una raqueta justo después de que su padre diera por terminados los paseos en cochecito alrededor de las dos pistas rápidas de su casa, mientras Vivi Ruano, medallista olímpica, o Tati Rascón, luego su entrenador, practicaban. El adolescente que no fue capaz de estar separado de su familia mientras se entrenaba en Barcelona, por mucho que Feliciano López, "mi hermano", le protegiera de "las putadas a los novatos". El joven que se hace acompañar por su amigo Claudio, hijo de un mayorista de diamantes, para compartir su optimismo y su pasión, esa corriente de energía positiva que les convierte en dos tipos gritándose desaforadamente en medio de los partidos. Verdasco es también el niño que estudió hasta COU sin suspender nunca, el chaval al que se le daba bien la química, y el que sufría lo indecible con historia o lengua, "y todas las asignaturas de sentarme a estudiar... con ésas no podía porque estaba pensando en mil cosas a la vez". Tenía, según cuenta su padre, José Verdasco, cabeza visible de una familia que regenta el Café de Chinitas, La Cañada y La Bola, problemas de concentración.

"Nunca me he tratado", explica el tenista después de las fotos y de enseñar una uña medio rota y llena de sangre, la marca de su partido contra Nadal en el Abierto de Australia. "No soy hiperactivo. Lo mío era, simplemente, que me gustaba estar siempre haciendo deporte, que no podía estar quieto, que estudiar me costaba porque a la vez estaba pensando en el entrenamiento, en tomarme unos cereales... era pensar en muchas cosas a la vez. Nunca me he tratado", insiste. "¿Puede ser ésa una de las causas por las que antes tenía lagunas en los partidos? "A lo mejor, pero con experiencia y confianza todo es más fácil: puedo estar al mismo nivel en un partido sin pensar en otra cosa".

Lo demuestra su semifinal contra Nadal en el Abierto de Australia: 5 horas y 14 minutos, el partido más largo de la historia del torneo. Puesto en un escenario así, ¿ha descubierto la diferencia entre un buen jugador y un gran jugador? "La diferencia es creértelo. Ir a los torneos a ganarlos, no a jugarlos. A Australia, sí. Iba con esa mentalidad, que no tenía antes. Lo único que quiero ser es el mejor tenista posible, dar el máximo de mí. Si mi tope es el nueve del mundo, pues el nueve. Si mi tope es el cuatro, el tres, el dos o el uno del mundo, pues eso. Decir un ranking sería una estupidez. Por querer, querría ser el número uno del mundo. Todos lo quieren. Voy a luchar todos los años que pueda para estar lo más arriba posible. Que esto no sea flor de un día. No tengo miedo".

Verdasco tiene 25 años y una temporada por delante para descubrir cuánto hay de casualidad y cuánto de certeza en su éxito de Australia. Hay una cosa segura. Cuando se retire, este madrileño, que viaja con su padre y es un hombre de clan, se comprará una casa en Huelva, ahí por Punta Umbría, el Portil y el Rompido, la zona en que veranea desde niño. No le llaman las playas ni el sol, sino los madrugones y las olas, marcharse con su padre en barco y perderse en el placer de la pesca. Cuando llegue ese día, el de la retirada, Verdasco será quien pilote el bote, porque se habrá sacado, promete, el título de patrón. Entonces habrá echado el cierre a su carrera. Se imagina habiendo peleado por algo grande. "Me he dado cuenta de que haciendo más te sale más, y estoy dándolo todo para ser el mejor jugador posible", dice. Normal. Ya lo dijo Santana, que de esto sabe un rato: "Es un ambicioso total".

viernes, 13 de marzo de 2009

De un desierto a otro...

Atrás queda una eliminatoria de Copa Davis que me decepcionó un poco por la poca cara que plantó Serbia. Esperaba muco más de los balcánicos, y, sobre todo, mucho más de Djokovic, incapaz de hacer un solo set ante Ferrer o Nadal.

Fue una eliminatoria rara por el escenario desolador de una pista en mitad de la nada como si de un spaghetti western se tratara en lugar de un partido de tenis, por la suspensión de la jornada del viernes que hacía jugar el sábado los individuales y el doble o por la desaparición total de Nole Djokovic la mayor parte del tiempo que estuvo en la pista...

En fin, que 4-1 y a pensar en los alemanes, que visitarán nuestro país el segundo fin de semana de julio. ¿Dónde? Como no podía ser de otra manera ya estamos con la clásica excusa y batalla de siempre de que sea en una ciudad a nivel del mar, o lo que es lo mismo, en cualquier ciudad española de gran tamaño, excepto Madrid. Así que visto el cartel de aspirantes, yo apuesto claramente por Palma de Mallorca.

¡Qué mejor ocasión que ésta de enfrentar a españoles y teutones en esa isla casi tan alemana como española! ¡Qué mejor homenaje para hacer a Rafa Nadal por estos últimos años que una eliminatoria de Davis en su tierra! Hay que inclinarse claramente por la capital balear, que podría además servir como fiesta ante un Roland Garros y un Wimbledon recién disputados...



La Davis nos deja unos cuartos de final más que entretenidos para el mes de julio (locales en primer lugar): Argentina v República Checa (donde Berdych y Stepanek vencían a la todopoderosa Francia de Tsonga, Simon y Gasquet), Estados Unidos v Croacia, Israel v Rusia y el ya mencionado España v Alemania.

Aparcamos pues esta competición hasta julio, y nos centramos en un calendario ATP que empieza a entrar en la fase más bonita del año con torneos espectaculares prácticamente cada semana hasta el mes de julio. De momento, del desierto de Benidorm nos mudamos al desierto de Indian Wells, en el que podremos ver el estado de forma del Rey Nadal, de Papá Federer (que anunció esta semana que estrenará paternidad para Wimbledon junto a Mirka Vavrinec), y sobre todo, el deseado retorno de Fernando Verdasco. De momento, desgraciadamente dos jugadores de los que se podía esperar bastante como Feliciano López y Granollers ya han hecho las maletas de vuelta...

martes, 3 de marzo de 2009

Hibernando

Pasan los días, te descuidas... y ¡zas! ¡Que han pasado dos semanas sin escribir! Supongo que sin querer he sido víctima de un proceso de hibernación y de descanso mental que me permita afrontar con más fuerza las próximas citas que tenemos con la raqueta (octavos de final de Copa Davis y Masters 1000 de Indian Wells y Miami).



Supongo también que Australia y Rotterdam me dejaron extasiado y agotado tenísticamente, pese a que no por ello dejase de seguir desde la distancia cómo Dimitrov crecía en Marsella (no comenté cómo dejó ir una sonora victoria ante Simon), cómo Robredo ganaba en Costa do Sauipe y Buenos Aires (se merece jugar los individuales en la eliminatoria de Davis), cómo Almagro revalidaba victoria en Acapulco (y se anotaba 500 puntos ATP) o cómo Ferrer renacía y caía en la final ante Djokovic en un descafeinado Dubai en el que inevitablemente echábamos de menos a Nadal, Federer y Verdasco, del que estamos esperando impacientes su regreso a las pistas.

Bueno, pues el caso es que poco a poco me voy desperezando de mi inactividad y voy preparándome para unas eliminatorias de Davis que tienen lo suyo. De momento, Nadal, Feliciano, Ferrer y Robredo ya entrenan en Benidorm y hablan bien de la pista de tierra batida (aunque un poco rápida) que les han preparado en Terra Mítica (por cierto, mejor pasar por alto que semejante pelotazo urbanístico, ejemplo de caciquismo y corrupción, vaya a ser durante unos días el centro de atención del tenis mundial). Una eliminatoria que echará en falta al lesionado Verdasco y que tendrá su gracia porque tanto Troicki (gran promesa serbia y buen jugador de tierra) como Zimonjic en los dobles (por algo empezó el año como el número 1 en dobles), darán mucha más guerra de la que se espera.

Por cierto, que hablando de Davis, otra eliminatoria espectacular será la que se produzca en Ostrava, donde la República Checa de Berdych y Stepanek se medirá a un equipo francés de ensueño que es el formado por Simon, Monfils, Tsonga y Gasquet. Así que habrá que ir saliendo de este pequeño letargo y poniéndose cómodo frente al televisor porque el show está a punto de comenzar...