"If you can meet with Triumph and Disaster,

and treat those two impostors just the same"

Rudyard Kipling.-

martes, 14 de octubre de 2008

Detrás de las bambalinas

Ayer debuté en el Masters Series de Madrid y podemos decir que lo hice a lo grande. De primer plato, con un partido intenso y entretenido que cumplió lo esperado entre Andrea Seppi y Tommy Robredo, un partido igualado donde el italiano usó la baza de su saque para plantar cara al tenis de alta escuela del catalán.

El encuentro fue largo, de más de dos horas, con un primer set igualado, que marcaría el devenir de la noche. Y es que la primera manga entre el de Hostalric y el de Bolzano se decidiría en el jeu decisif, cuando todo apuntaba a que caería del lado del italiano que contaba con 6-5 y saque para cerrar la primera manga. Pero a Seppi le pesó cerrar el set a su favor y desperdició dos puntos de set viéndose abocado a un tie-break en el que no pudo tomar la iniciativa en ningún momento. En el segundo set, Seppi pudo levantar la cabeza cuando todo apuntaba a que le pasaría factura esa forma de dejar volar la primera manga, y se recuperaba con un claro 6-3. Pero Robredo volvía a sacar lo mejor de sí mismo en el tercer y definitivo set, aprovechando un break rápido y devolviendo el 6-3 al italiano, metiéndose así en segunda ronda, donde se medirá al gigante de Nebraska: Andy Roddick. Robredo y Roddick se han medido ocho veces con un balance demoledor de ocho victorias para el norteamericano. Alguna vez tendrá que ser la primera para el catalán y yo apuesto a que llegará mañana.



La gran sorpresa vino después con un segundo plato de muy buen gusto. Un amigo me brindó la oportunidad de entrar en la zona VIP y tuve por fin la explicación a todas mis inquietudes. ¿Por qué se despejaban los palcos después del primer partido? ¿Por qué la gente nunca veía el primer set de segundos partidos interesantes de Verdasco, Feliciano o Murray? Ante mí vi la luz y vi el paraíso. Decenas de barras y decenas de camareros desfilaban ante mis ojos y ante el espectáculo que tenía delante: carnes a la brasa, vasitos de gazpacho, cazuelas de gambas al ajillo, platos de jamón, cuencos de parmesano, sushi...





Con todo ese arsenal, ¿a quién le importaba un encuentro entre Berdych y Schuettler?

Esta noche volveremos a la realidad del bocadillo, los pistachos y la coca-cola. Aunque si el jamón es bueno y los pistachos son de Bronte, donde se producen el 75% de los pistachos de toda Italia, uno no tiene por qué echar de menos esos paseos de una barra a otra. Además, cuando la compañía es tan buena como la de anoche, uno no cambiaría su entrada de categoría 3 por un palco a pie de pista junto a Raúl o Michel Salgado. En cualquier caso, Nadal nos ayudará esta noche a no echar de menos ni el sushi ni el parmesano. Y es que ya está todo listo para el debut del número uno, en un partido que será duro. Gulbis sigue progresando y tiene todo el potencial para ser un futuro Top 10. Pero enfrente estará un Nadal motivado, que juega en casa, con una imagen que vale más que mil palabras.

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