
La organización se dedicó a hacer cábalas y preferió otorgar una de las invitaciones directas a Fabio Fognini antes que a Juan Carlos Ferrero, argumentando que el MS de Madrid se trata de un torneo internacional y que otorga la wild card a quien considera, esperando que Ferrero entrase por otra vía: la de la renuncia o ausencia de alguno de los jugadores que tiene por delante en el ranking.
Lógicamente el valenciano no aceptó semejante trato y declaró que de ninguna manera acudiría al torneo aunque hubiese alguna ausencia en el cuadro que le permitiese entrar. Así pues, con este lamentable nubarrón, arranca esta última edición en la Casa de Campo, que hoy arranca con algún partido entretenido como el de Robredo ante Seppi, pero que mañana nos traerá encuentros tremendamente interesantes como el de Nadal y Gulbis o el de Federer y Stepanek.
En otro orden de cosas, el fin de semana nos dejó dos nuevas sorpresas en los tres torneos que se decidieron: Petzschner en Viena daba la sorpresa derrotando a Monfils, y Kunitsyn hacía lo propio ante Safin en Moscú (7-6, 6-7 y 6-3), en un torneo donde también participaban Youzhny o Davydenko (por algo era en Moscú).

Pero quizá lo más destacable fuese el reencuentro de Nalbandian con el triunfo en Estocolmo, pues vencía 6-2, 5-7 y 6-3 en la final al local Soderling, cimentando la que puede ser la parte triunfal de su temporada, a tenor de lo que ya nos demostró el año pasado por estas fechas con sus triunfos en Madrid y Paris. Temblad, temblad malditos, que el rey David ha vuelto.

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