Un auténtico torneo descafeinado el que se está viviendo en Roma estos días, que empezó con la retirada de Nadal y sus ampollas el miércoles, siguió con el chasco que supuso el abandono de Almagro ante Djokovic ayer con problemas en su muñeca, y que hoy ha tocado techo con 30 minutos de semifinales en total, con un Roddick que apenas pudo jugar y un Stepanek que parecía se iba a desmayar en la pista.

Parece que éstas son las consecuencias de que la ATP no haya pensado demasiado en el circuito europeo, y también parece que los Juegos Olímpicos del verano han afectado de especial forma el calendario europeo de tierra batida, donde es una barbaridad que los tres Masters Series de tierra se jueguen en tan sólo cuatro semanas, con el consiguiente daño para el espectáculo.
Confiemos que la final entre Djokovic y Wawrinka arregle en parte el desaguisado, y sobre todo, confiemos que en Hamburgo las cosas vayan mejor.
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