Parece, por tanto, que el epicentro del tenis femenino se mudará a la Europa del Este después de haber pasado por Bélgica (Clijsters y Henin) o por USA (las Williams) estos últimos años.

Y es que el tenis de Maria Sharapova fue muy brillante y muy superior al del resto de sus rivales, proclamándose campeona sin haber cedido un solo set en el torneo. Para mí, aunque quede mucha temporada, tiene muchas papeletas de asaltar el número 1 en breve, porque su vuelta de la lesión ha sido por la puerta grande.
Y ahora vendría la pregunta del millón que el otro día me hizo un gran amigo: ¿es la primera vez que una pareja fuera de la pista se proclama campeona dentro de la misma? Aunque dejemos eso para la prensa rosa, a primera vista yo diría que sí porque no se recuerdan relaciones entre grandes del tenis como pudo ser la de Agassi con Graf, que fue cuando ésta estaba ya retirada.

Respecto al futuro del torneo, creo que la historia y la tradición tendrán siempre suficiente peso en cualquier decisión que pueda tomar la ATP y la Federación Internacional del Tenis (ITF), y que el Open de Australia se mantendrá en las mismas fechas y en Melbourne, aunque me da que no sería descabellado pensar que en un futuro la sede de Melbourne se alternase con Shanghai al igual que lo hacen Toronto y Montreal en Canadá. Y es que el mercado asiático mandará mucho en el mundo del tenis los próximos años. Aprovecho para decir que eso no quita que no sea bueno plantearse un quinto Grand Slam en Madrid. ¡Qué mejor que un segundo grande en tierra batida en esa maravilla arquitectónica que será la Caja Mágica! Aquí recibiríamos con los brazos abiertos una noticia así.
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